Guías de turismo: entre el lobby y el intrusismo laboral

DSC_0076Aquellos de nosotros que nos dedicamos a la educación y la interpretación del patrimonio (trabajadores del sector cultural en general) nos hemos tenido que enfrentar en más de una ocasión con guías turísticos que denuncian e insultan a otros profesionales que hacen del patrimonio cultural su trabajo. Guías de turismo que enarbolan la bandera de la exclusividad, expulsando al resto de profesionales de un ámbito que consideran, erróneamente, propio.

Nadie discute la importancia del sector turístico como uno de los grandes pilares que generan riqueza en España, no en vano representa un 11% del PIB, ni pretendo en este post criticar la labor que realizan como informadores turísticos. Pero sí cabe replantearse si el gremio de profesionales del turismo está sobrepasándose más allá de su propio ámbito colonizando, en este caso, el sector cultural.

Para intentar resolver un problema que ya viene de antiguo, vamos a tratar de dilucidar qué es lo que genera confusión y cuáles son las funciones de cada profesión, porque ¿hay alguna diferencia entre el intérprete de patrimonio y el guía de turismo?.

DSC_0163

Desde luego que sí. Definamos cada una de ellas:

Profesional capacitado para revelar in situ el significado e importancia del legado histórico y natural al público que visita un lugar de interés patrimonial con el fin de que lo disfrute, lo aprecie y contribuya a su conservación. Utiliza para ello medios interpretativos que él mismo selecciona y diseña a la vez que redacta los textos que componen el discurso interpretativo.

La denominación de intérprete de patrimonio puede comprender varias situaciones profesionales que van desde personal técnico en interpretación (especialista en esta disciplina), planificador y planificadora de interpretación, o guía intérprete (guía que utiliza la metodología de la interpretación como herramienta de comunicación), entre otros.

Persona que guía a los visitantes en el idioma de su elección e interpreta el patrimonio cultural y natural de una zona, que normalmente posee una titulación específica sobre una zona, por lo general emitido o reconocido por las autoridades competentes.

Según parece, las definiciones de ambas profesiones son bastante similares, transmitir conocimientos acerca de un patrimonio contreto. Entonces, ¿qué los diferencia? Dejemos que la legislación vigente nos lo aclare. Para ello, nos centraremos en las publicadas por dos Comunidades Autónomas, ya que son éstas quienes tienen las competencias para regularlo en cada región:

Se considera actividad propia de los guías de turismo la prestación, de manera habitual y retribuida, de servicios de información turística a quienes realicen visitas a los bienes integrantes del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

No obstante, quedan excluidas las funciones de divulgación y difusión desarrolladas por el personal de museos o instituciones del patrimonio conforme a lo establecido en su normativa de aplicación.

La Ley 3/1998, de 21 de mayo, de la Generalitat, de Turismo de la Comunitat Valenciana, regula en su artículo 6 las profesiones turísticas, y establece que «son profesiones turísticas las que tengan por objeto la prestación de servicios de asesoramiento, difusión e información sobre los recursos y manifestaciones históricas, culturales, artísticas o cualesquiera otras de carácter turístico de la Comunitat Valenciana, cuando estas se integren dentro del producto turístico y para cuyo ejercicio se exija la correspondiente licencia o habilitación».

Ambas comunidades inciden en un hecho que, por obvio, quizás nos pase desapercibido. El guía turístico es aquel que se dedica, lucrándose, a la prestación de servicios turísticos. En un país como España en el que el sector turístico es tan sumamente importante puede parecer que todo lo que hacemos es turismo pero, ¿es realmente así?.

Volvamos a jugar a las definiciones, ¿qué es el turismo?. La primera definición la dieron Walter Hunziker y Kart Krapf en 1942:

Turismo es el conjunto de relaciones y fenómenos que se producen como consecuencia del desplazamiento y estancia temporal de personas fuera de su lugar de residencia, siempre que no esté motivado por razones lucrativas.

Asímismo, esta definición fue actualizada por la Organización Mundial del Turismo:

Las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un año con fines de ocio, por negocios y otros motivos.

Si atendemos a estas dos definiciones, las actividades turísticas son aquellas realizadas por personas que están fuera de su lugar habitual (es decir, que pernoctan fuera de su localidad por una duración inferior a un año). En consecuencia, con este grupo de ciudadanos solamente podrían trabajar los guías de turismo habilitados. Lógico, ¿verdad?

Pero, ¿qué sucede cuando guiamos a ciudadanos en su propia localidad y en su propio patrimonio? ¿Estamos trabajando como guías de turismo o como intérpretes del patrimonio? Pues si continuamos con la lógica aplicada antes, el ciudadano que visita su ciudad en ningún caso está realizando una labor turística, siendo totalmente legal que el intérprete de patrimonio ejerza su profesión libremente y sin interferencia alguna. Por tanto, el educador/profesor que va con su grupo de alumnos a visitar un bien patrimonial de su propia ciudad, ¿está haciendo una labor turística o educativa/cultural?; el intérprete de patrimonio que realiza una visita a un bien declarado Patrimonio de la Humanidad a ciudadanos de la propia localidad, ¿está realizando una labor turística o cultural?. La respuesta en estos casos es, obviamente, cultural.

Es por todo ello que resulta francamente sorprendente que Asociaciones de Guías de Turismo de diversas localidades ejerzan de lobby (grupos de presión) en contra de profesionales de la cultura (que no del turismo) que trabajan como autónomos en el patrimonio histórico artístico de su ciudad; empresas culturales (que no del turismo) que realizan visitan a bienes patrimoniales de su ciudad; educadores que visitan con sus alumnos los monumentos más destacados de su propia localidad (y que no están haciendo turismo), etc, etc, etc.

Es común leer fuertes críticas de estas asociaciones en prensa, como en el caso de El Correo de Andalucía hace unos meses, o airados comentarios (e insultos) en ideas contrarias a las suyas, como ocurrió en el blog de las amigas de La Cultura Crítica cuando planteaban si por tener el carnet de guía habilitado se es mejor guía que uno que no lo tuviera.

Seamos claros, la interpretación del patrimonio es una profesión real y diferenciada del trabajo del guía de turismo, a pesar de que muchos de éstos quieran absorberlo en el sector turístico.

Resumiendo. ¿Son acaso los guías habilitados de turismo los malos de la película?. No. Como todo en el género humano, hay profesionales del sector que son geniales, unos regulares y otros con los que es mejor no cruzarse pero, siendo francos, no son los generadores del perjuicio (aunque en algunos casos sí potencien el daño deliberadamente y saltándose la legalidad).

El problema radica en que existe una legislación vigente en el sector turístico pero no en el cultural. Seguramente ésto tenga que ver con el dinero que genera y mueve el turismo, tal y como comentábamos antes, y que es, a todas luces, un sector mucho más unido que el cultural. Los guías de turismo habilitados, siendo cierto que sufren el problema de guías no habilitados y free tours que deambulan entre lo legal e ilegal, están pescando en aguas revueltas y se aprovechan de la indefinición del sector cultural. Una indefinición que no han causado ellos, pero que les beneficia enormemente.

A modo de conclusión, dejo unas ideas para el debate. ¿Lo que diferencia la cultura del turismo es únicamente la pernoctación del ciudadano? ¿Hay discursos que son plenamente culturales? ¿Se convierten éstos automáticamente en un discurso turístico si se destina a un visitante foráneo? ¿Qué pensáis de la liberalización del sector? ¿Es una solución al conflicto entre guías de turismo e intérpretes del patrimonio?

42 comentarios en “Guías de turismo: entre el lobby y el intrusismo laboral

  1. Muy interesante Dani. La legislación, aunque recoja la diferencia, adolece de una indefinición jurídica que se presta demasiado a la interpretación. Las instituciones promueven la formación de profesionales de la cultura pero sin embargo no dotan de un marco jurídico al desarrollo de la profesión. Mientras que la explotación turística goza hasta de mecanismo de protección -muchas veces usados en excesos por el sector-, en cultura nos encontramos con leyes en muchos casos muy bienintencionadas pero con poco pragmatismo…

    Sobre las pernoctaciones, como criterio objetivo es un buen punto de arranque. Pero creo que la diferencia entre un servicio cultural y uno turístico es más cualitativa, en cierto modo ambos sectores nos invadimos por falta de una definición clara de público, servicio, producto, etc.

    Un saludo!! @JaviPrieto86

    • Gracias por participar en el debate, Javier.

      Creo que la preponderancia del sector turístico se basa en dos pilares: la innegable potencia económica que genera y la cohesión de los profesionales del sector. Imagino que el abrigo legal con el que se le ha dotado proviene de esas dos características.

      Orígenes a parte, el problema básico consiste en la exclusiva explotación del patrimonio cultural por parte de los profesionales del turismo. Se ha confundido, intencionadamente o no, el ‘target’ (público objetivo) al que se dirigen exclusivamente con la ‘materia prima’ (el patrimonio) en la que ambos sectores basamos nuestra profesión.

      La legislación turística es radicalmente clara, se acota la labor de sus profesionales y deja el espacio necesario para que otros sectores hagan sus respectivas labores. Otra cosa es que desde nuestro sector hayamos sido capaces de, primero, ocupar el lugar que nos corresponde y, segundo, defendernos de los ataques que nos han lanzado.

      ¿En qué manera crees que la diferencia entre ambos sectores es cualitativa?

  2. Para mí lo esencial es diferenciar entre las funciones de un guía turístico y un intérprete del patrimonio, que no son lo mismo ni hacen las mismas cosas, aunque ambos pueden trabajar con grupos de turistas y grupos de ciudadanos.
    Es decir, me parece interesante la distinción entre lo que es un turista y lo que no, pero eso no basta para delimitar las funciones de los dos perfiles profesionales. Parece que los guías se arrogan como propia y exclusiva la capacidad de interpretar el patrimonio, cuando existen otros profesionales (ahí están las asociaciones de intérpretes del patrimonio) preparados específicamente para ello.
    También es cierto que hay un exceso de regulación que dificulta el acceso de nuevos profesionales (aunque un profesional de la cultura quisiera examinarse para obtener el título, es imposible hacerlo si no se convocan exámenes). Pero no sé si la solución es eliminar toda regulación, liberalizar el sector, o regular la profesión de intérprete del patrimonio, que esa opción parece que no se baraja nunca pero también es posible. Quizá lo solucionaría todo.

    • Completamente de acuerdo, Almudena. Mucho más allá de los tecnicismos de la normativa, que son bastante claros pero carecen de profundidad, creo que, como mencionas, el debate debe girar en torno a cuáles son las labores de los profesionales de cada sector. Por mucho que ambos trabajen con el mismo patrimonio cultural, los discursos, funciones, targets y valores son muy diferentes.

      ¿Crees que si se legislara en torno a los intérpretes del patrimonio los guías oficiales de turismo respetarían más la labor que hacen?

  3. En la Comunidad de Madrid ya está liberalizado este servicio y se han solucionado muchos problemas. En general un intérprete del Patrimonio también puede hacer visitas culturales a turistas sea donde sea.

    • Seguramente sea la opción más sencilla y viable de llevar a cabo. Desde luego nos ahorraría bastantes dolores de cabeza.

      Aunque estoy de acuerdo con el hecho de que sea el propio visitante (usuario) quien decida qué tipo de servicio quiere y de quién lo quiere con plena libertad, ¿no se antoja necesario cierto control de calidad por parte de las instituciones?

  4. A parte de la legislación y definición de uno y otro perfil profesional, hay otros aspectos diferenciadores entre un guía turístico oficial (o habilitado) y un técnico cultural intérprete de patrimonio, como son las habilidades comunicativas y de conocimiento de dinámicas de grupo, etc, que el primero tiene (o debería tener) y en el segundo pueden ser innatas pero no necesariamente ha recibido formación en ellas. En cambio, el intérprete cultural, por su formación debería poder ofrecer un discurso interpretativo que el guía oficial, si no lo ha incorporado (a partir de alguien que habrá hecho la interpretación) dificilmente podrá ofrecer.

    Lo ideal es que cada uno aporte sus conocimientos y, simplificando, vendría a ser que -ante un monumento, por ejemplo- uno (el intérprete de patrimonio) es el que sabe descodificarlo y extraer la información, y el otro (el guía turístico) es el que sabe transmitir esa información

    • Muy interesante lo que planteas, Josep Maria.

      Es cierto que cada trabajador tiene, de manera general, unas características que son inherentes a su perfil profesional y creo que has explicado a la perfección las labores del intérprete del patrimonio y las del guía oficial de turismo. Aunque, como mencionas, esto no quiere decir que algunos profesionales demuestren ambas capacidades, solo una o, incluso, ninguna.

      ¿Crees que estas capacidades técnicas bastarían para definir la función que realiza cada profesional? ¿O tendríamos que servirnos también de los diferentes públicos a los que se dirigen, como menciona la Organización Mundial del Turismo, y de los diversos discursos que utilizan?

  5. Y todo este debate, teniendo en cuenta sólo el patrimonio cultural, porque si nos metemos ya en el ámbito del patrimonio natural, ni hablamos (ambientólogos, guías de la naturaleza, monitores de actividades al aire libre……)

      • En el caso concreto de Sevilla, los guías oficiales son especialmente celosos con los monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias) y dejan hacer con más o menos libertad en el resto de la ciudad. Personalmente, siempre que he llevado algún grupo ha sido por fuera de estos monumentos y no he tenido problemas con los «oficiales». Ahora bien, no sé qué podría pasar el día que yo quisiera organizar algo dentro de mi rama de conocimiento (medio ambiente) en alguno de esos sitios (las colonias de cernícalo en la Catedral, los murciélagos del Alcázar o los árboles singulares de los jardines del Alcázar, por decir algunos ejemplos). Y haciendo extensivos los ejemplos, no sé cómo reaccionarían los correspondientes guías oficiales si yo quisiera hacer una aproximación a la Alhambra, la Mezquita o Medina Azahara, por decir algo, desde su medio ambiente o sus recursos naturales.

        • Es realmente interesante lo que comentas, aunque mucho me temo que acabarías teniendo problemas con los guías habilitados. La legislación no dice nada acerca de la temática que versa la visita, sino de la realización de éstas con un público turístico. Si organizas una visita con dicho público, y además te lucras, estás violando la ley.

          Como mencionaba en el post, el problema no es que los guías habilitados hagan su trabajo sino que el resto de nosotros que queremos explotar laboralmente el patrimonio cultural estamos desprotegidos porque no tenemos ninguna ley que nos ampare (también es para plantearse por qué la explotación del patrimonio histórico artístico está regida por una ley turística), facilitando que los guías habilitados se queden con todo el pastel.

          Tal y como está la ley, a no ser que organices visitas con un público local (por ende no turístico) o educativo, no te recomiendo que hagas dichas visitas. Por cosas más livianas mucha gente ha acabado denunciada a manos de guías oficiales. Aquí tienes un ejemplo que tuvo hace algo más de un mes en La Alhambra:

          http://www.iart.es/distancia/noticia.php?id=4325

  6. Hola Daniel:

    En primer lugar agradecerte un post tan instructivo como este. Creo que un punto importante sobre este tema es preguntarse si es suficiente con acreditarse como guía para poder dar un buen servicio o por el contrario es necesario «algo más». Creo en el buen servicio que puede dar un guía pero también creo que alguien que se preste a trabajar en este ámbito como intérprete puede dar una serie de visiones (relativas a problemática actual, visión crítica o conocimiento en profundidad sobre algunos elementos) que sencillamente se escapan de la labor del guía. Yo incidiría en que ostentar la acreditación de guía no avala un buen profesional de la misma forma que por el hecho de ser historiador, por citar un ejemplo, no se tiene por qué ser necesariamente un buen intérprete.

    Entre toda la problemática que atañe esto, algo me queda relativamente claro. Gran cantidad de personas se ven desfavorecidas en virtud de un pequeño grupo que mantiene una posición privilegiada, hablo de los guías acreditados. Muchas veces me he planteado que, si bien para obtener la acreditación de guía hay que pasar unas pruebas (que son un poco difusas en cuanto a su periodicidad y contenidos, todo hay que decirlo) en las que no se requiere una carga formativa alta (no se exige titulación universitaria), también hay quien posee una titulación como puede ser Historia del Arte, Historia o Humanidades, por citar el ejemplo del patrimonio cultural y sencillamente se le excluye de una salida laboral evidentemente «porque no tiene la acreditación», ¿acaso alguien no querría ir a una exposición de arte con un buen crítico porque no está acreditado?. Si implementamos estas carreras con itinerarios adecuados, ¿no es una redundancia tener que sacarse una acreditación?, ¿no podría ser la acreditación convalidable para quien posea una titulación, el CAP o un master? En el post del otro blog que se comenta en el artículo, alguien escribe en los comentarios algo así como que a el le gusta la arquitectura pero que no se atrevería a levantar un muro porque no es arquitecto. Pues bien, un arquitecto lo que hace es colegiarse y se dedica a su profesión, ¿desde cuándo analizar un monumento y sus vinculaciones es tarea de alguien especializado en turismo? es que acaso los manuales de los que sacan la información no están hechos por investigadores del campo de las Humanidades (o de la Arquitectura) ¿es que acaso un historiador no puede ejercer de divulgador o intérprete sin pasar por la acreditación?.

    En ciertos campos, los cotos cerrados no son una buena opción, al menos en mi opinión. Simplificar que elementos verdaderamente complejos, como algunos monumentos, se puedan conocer en toda su magnitud en virtud de obtener una acreditación o no, me parece que no resulta operativo y se limita a favorecer a quien ya la posee. Pienso que cuando alguien está acreditado como guía esta acreditación le da, digamos, un valor añadido pero que este valor no debería ser exclusivo porque el turismo, en muchos aspectos, va ligado a lo cultural y no por ello puede o apropiarse de ello en su beneficio menoscabando a quien ha decidido invertir su tiempo en avanzar en su formación, investigar acerca de su entorno o diseñar elementos innovadores para la difusión.

    Evidentemente esta es mi reflexión personal pero se basa en haber guiado grupos, haber trabajado en empresas culturales, tanto públicas como privadas, y mi experiencia como usuario de visitas guiadas.

    Un saludo!

    • Hola Pablo,

      gracias por participar en el debate. Realmente, que haya profesionales buenos, malos y regulares, sucede en todos los sectores… pero creo que acaba siendo algo menos relevante. Por norma general, aquel que es bueno en su oficio acaba teniendo mayores beneficios que quien no lo es.

      Los exámenes de habilitación de guías de turismo, dependiendo de la comunidad autónoma que lo organice, suele tener en su temario varios capítulos dedicados a la historia y el patrimonio de la región. Si un candidato al examen está formado en Historia, Historia del Arte o Humanidades, algunos de esos temas son susceptibles de ser convalidados. Es decir que, en teoría, los exámenes sirven para demostrar que tienes algunos conocimientos acerca de la materia, si es que no te has formado en ello.

      Otra cosa muy diferente es que estos exámenes estén, obviamente, orientados a las labores turísticas. No se examina que sepas mucho o poco de tal monumento histórico, sino que sepas adaptarlo al público turístico. Cogiendo el guante del ejemplo que ponías, en relación al comentario de un lector del blog La Cultura Crítica, un licenciado en historia del arte tiene los conocimientos necesarios para dar la asignatura de historia del arte en bachillerato pero, para ser profesor, necesita cursar (en la actualidad) el Máster oficial de Educación Secundaria. Por tanto, no solo se valoran los conocimientos, sino el público al que se dirige.

      Hay muchísimo que mejorar en las relaciones entre los profesionales del sector cultural y el turístico, pero hay que reconocer que ellos tienen su sector perfectamente delimitado. Otra cosa es que se aprovechen que el nuestro no lo está e intenten ‘colonizar’ el trabajo del intérprete de patrimonio.

      ¿Crees que todo se solucionaría con la liberalización del sector en aquellas regiones en las que no lo está?

      Saludos!

      • Bueno, esa «liberalización» supongo que equipararía las posiblidades laborales a la hora de ejercer en función de oferta, demanda y, sobre todo, digamos la popularidad del guía o empresa en cuestión.
        Yo creo que la solución podría pasar por estandarizar los exámenes, en cuanto a fechas de convocatoria por ejemplo, o que la licencia sea un trámite como lo es colegiarse una vez se tienen los requisitos necesarios de acuerdo a la legislación.
        Aún así, lo que me llama la atención, es el hecho de cómo ha devenido el tema hasta la actualidad. Un colectivo le come terreno a otro debido a una legislación que es muy parcial al no haber existido un diálogo entre administraciones.

        Saludos!

        • No sé porque solo veis en el guía turístico un «privilegiado» y un obstáculo para que un intérprete en patrimonio pueda tener una salida profesional. La cosa es muy sencilla. Si tu tienes una formación académica que te permite interpretar el patrimonio (sea cultural o natural), simplemente, preparate para superar las pruebas de habilitación como guía oficial turístico. Os aseguro que en Cataluña hay que tener unos conocimientos enormes de historia, geografía, arte, cultura popular, gastronomía y tradiciones… además de habilidades comunicativas, dinámicas de grupo, conocimiento del funcionamento del mundo profesional turístico -turoperadores, agencias de intermediación, agentes turísticos, etc- y saber como actuar ante problemas -accidente de una de las personas que van en el grupo guiado, robo, etc.- Acreditar el dominio de idiomas… Una vez conseguida la licencia, te das de alta como profesional en Hacienda, buscas tus clientes, haces tus facturas, pagas tus impuestos, tu seguridad social… y ya está. Así de «fácil» (o no)

          Ese camino seguí yo. Tras 23 años trabajando como profesional en Cultura, me habilité como guía turístico… Ahora, si soy un buen o mal guía, eso habría que preguntarlo a las personas a las que he intentado transmitir mis conocimientos.

          • Creo que a lo mejor no me he explicado bien, yo no veo al guía turístico como un «privilegiado» en sí, lo que veo como un privilegio es que la acreditación no sea accesible, hablo al menos de Andalucía, a la hora de intentar acceder a ella. Si se normalizara el proceso con convocatorias cada x años, como pasa en otras profesiones, creo que todo sería mas sano y no existiría ese oscurantismo que rodea siempre este asunto.

            Y digo esto visto desde fuera, sin tener interés profesional por este ámbito. Por supuesto que se tendrán muchos conocimientos para acceder a la habilitación, es lo mínimo que se le exige a cualquier profesional, digamos serio. Me llama la atención en comentarios visto aquí y allí el tema de decir que se pagan impuestos, cómo si quien no estuviera acreditado estuviera eximido de pagarlos o algó así y toda la legalidad, tanto académica como financiera, solo pasase por el hecho de ser un guía habilitado por tal o cual provincia.

            Saludos.

          • Hola Josep Maria,

            creo que en ningún momento se ha hablado del guía turístico como privilegiado, sino de las trabas que algunos de ellos ponen a los intérpretes de patrimonio para ejercer su profesión (cultural). Lógicamente, quien quiera trabajar con un público turístico tendrá que aprobar la habilitación correspondiente que, como menciona Pablo, depende de cuándo las regiones quieran convocarlas.

            Sin embargo, sí sería necesario plantearse por qué el guía turístico ve como intrusismo el trabajo que realiza el intérprete de patrimonio cuando ambos profesionales realizan labores distintas.

  7. Interesantes preguntas que yo me hago desde hace más de 20 años. Coincido contigo en que la raíz del mal es el dinero, es decir, que se ha querido acotar quien puede comer del pastel. Pero no debemos dejar pasar por alto que durante muchos años el sector cultural ha menospreciado este oficio de guía intérprete y no se ha hecho nada para regular una profesión que en España debería dar trabajo a miles de licenciados que hoy están en paro.

    • Hola Manel,

      tienes toda la razón. Desde el mundo de la cultura se ha vivido de espaldas a la explotación de los recursos patrimoniales quizás, erróneamente, dando por sentado que pertenece al sector del turismo.

      De todas maneras, creo que es necesario empoderar la figura del intérprete de patrimonio y de reconocer las labores culturales que realizan, diferenciándolas de las turísticas. No creo que sean contradictorias, ni que una quite a la otra. Debemos aprender a convivir.

      • Así es Dani y sería bueno que desde la misma universidad se dignificara la profesión de intérprete. El problema es que el «sector del patrimonio» en España sigue en gran medida a la deriva en un ensoñación dieciochesca y no se centra en resolver y plantearse las cuestiones del siglo XX como generar trabajos de calidad para contribuir a un mejor reparto de la riqueza.

  8. Me sumo a lo anteriormente expuesto, y creo que deberíamos hacer algo al respecto sobre el tema. Yo soy licenciada en hª del arte y humanidades y creo que éste es un campo acorde con la especialidad, y que no vulnera otra disciplina. Los historiadores del arte realizamos una labor histórica, geográfica y artística que no dan los guías de turismo ( algunos se limitan a lo anecdótico) y muchos «turistas» demandan otro tipo visita.
    Por eso debemos de abrir un campo legal, que junto con la instituciones, delimiten cuán y cuál será el espacio asignado a uno y a otro colectivo. Así, los historiadores, tendrían un abanico más amplio de posibilidades para «enseñar», que no la mera clase en las aulas, ya que este colectivo lo está pasando francamente mal
    Hay que ponerse a trabajar para conseguirlo.

    • Es cierto, Marga, que parte de la culpa es nuestra, desde el punto de vista de que hemos permitido que las diferentes administraciones legislen dejándonos de lado en su explotación. No es lógico que sean las Consejerías de Turismo quienes determinen qué se hace con el patrimonio histórico y cultural.

      Tenemos que hacernos fuertes, empoderarnos y mostrar que también tenemos derecho a la explotación profesional de nuestro Patrimonio. Y podríamos empezar por algo tan sencillo como colegiarnos, que ni Colegio de profesionales tenemos…

  9. A ver Dani, mi pregunta es muy sencilla, ¿existe en Andalucía la figura legal de Intérprete del Patrimonio? Si estoy equivocado ruego me perdones pero hasta el momento creo que la respuesta es no, por tanto esgrimiendo la defensa que desde la Cultura y no desde el turismo los guías oficiales habilitados por la Junta de Andalucía no pueden impedir realizar ese trabajo a quienes dicen ser los profesionales que interpretan el patrimonio desde la Cultura, a mi no me vale. ¿Existe un epígrafe de IAE del intérprete del patrimonio?, vuelvo a decir que hasta lo que yo sé no, pero si existe me desdigo desde ahora mismo. ¿sabes cual es el problema que yo veo? La separación entre Turismo y Cultura cuando deberían ir de la mano, en primer lugar en el ministerio y todos sabemos que son dos carteras diferentes. Si desde el gobierno de la nación se separan los dos términos y uno de ellos está legalmente configurado y el otro no, hasta que no esté legalizado los BIC, Bienes de Interés Cultural de Andalucía serán competencia tal como la ley lo dice de los guías turísticos oficialmente habilitados por la Junta de Andalucía. Como bien dices y dicen en los comentarios, de todo te puedes encontrar en nuestra profesión, buenos, regulares o malos profesionales, pero no se puede generalizar diciendo que no tenemos carreras universitarias, somos universitarios, entérense los que menos de grado medio, algunos con dos carreras y licenciados, con la suma de al menos de dos idiomas como mínimo. Si la Junta de Andalucía no abre el grifo de convocar exámenes no es nuestra culpa. Hacemos cursos de todo, pasamos controles de calidad. Si queréis ser intérpretes del Patrimonio primero tendréis que tener fuera del ámbito del turismo una legislación que os ampare. Los profesores pueden ir por supuesto con sus alumnos a ampliar conocimientos, pero todos sabemos que hay quienes se lucran más allá de sus competencias educativas cada fin de semana. Las academias de idiomas también ofrecen en sus páginas webs visitas a los monumentos pero no guiados por los profesionales, sino por ellos mismos que muchos van con los apuntes. Así que seguiremos luchando para que el Turismo siga siendo el pilar fundamental del PIB de Andalucía y para ello seguiremos poniendo todo nuestro empeño en que con nuestros impuestos que pagamos como autónomos la mayoría, algún día los gobernantes se den cuenta que fuera del ámbito de guía turístico las demás empresas del sector que se dediquen a «interpretar el patrimonio» lo único que hacen es llenarse sus bolsillos contratando a jóvenes no cualificados sin control alguno y que en muchos casos trabajan por la propina, sin estar dados de alta ni la mitad de sus empleados. Esa es nuestra lucha, para eso nos formamos y si la situación cambia que sea con la ley en la mano. No me gusta el calificativo de Informador turístico, pero la ley así nos define. Nadie sabe realmente qué figura legal es un informador turístico. Nosotros no informamos, no somos conferenciantes, ni representantes o portavoces de ninguna empresa, somos profesionales que defienden lo que la ley estipula.y como bien dice en uno de los comentarios aquí vertidos, cuidamos al grupo, vigilamos que todo vaya por el cauce adecuado, cumplimos horarios porque nuestros clientes están un breve plazo de tiempo con nuestra compañia y a veces no te da tiempo a explayarte en tus conocimientos, pero intentamos y creo que conseguimos que se lleven una visión general del lugar que visitan en todas las materias que puede una zona ofrecer, desde su patrimonio histórico, artístico, gastronómico hasta los ámbitos tradicionales, de idiosincrasia, etnias, religiones hasta lo que vosotros llamáis culturales, que vuelvo a decir abarca todo lo ya descrito anteriormente.
    Un saludo a todos.

    • Hola Aben,

      Muchas gracias por participar en este debate. La verdad es que coincido con gran parte de lo que comentas. Conozco el intrusismo que tenéis en el sector, la lucha constante que tenéis que hacer en un trabajo que tiene una competencia feroz y el buen hacer de muchos guías de turismo habilitados. De hecho, estoy completamente de acuerdo contigo en que, mientras no haya una legislación (desde la cartera de Cultura) que respalde y justifique la labor de los intérpretes del patrimonio en la explotación de los bienes culturales (independientemente de los públicos a los que nos dirijamos), aquellos que queramos trabajar con bienes culturales que especifiquen que deben ser explotados por guías de turismo habilitados no tenemos más que habilitarnos como guías de turismo. Es así de sencillo.

      Sin embargo, el objetivo del post era muy distinto. No pretendo asimilar la labor del intérprete del patrimonio al del guía de turismo, más bien todo lo contrario. Creo que por discurso y target al que nos dirigimos hacemos una labor marcadamente diferente (incluso el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y la Federación Mundial de Guías de Turismo definen diferenciadamente ambas labores), y por ello remarco que ambas profesiones pueden explotar conjuntamente el patrimonio.

      ¿Está el intérprete de patrimonio invadiendo las competencias del guía de turismo? Si bien, y lamentablemente, ninguna ley (de cualquier cartera) permite diferenciar los tipos de discursos (que considero que son obvios), sí que lo hacen en cuanto a target. La habilitación permite al guía de turismo (en exclusividad) la explotación del patrimonio con un público turista. Pero, ¿qué pasa cuando el público no es turista, sino que es un habitante de la ciudad? Pues que, sencillamente, el guía de turismo hablitiado ya no tiene esa exclusividad y el intérprete del patrimonio puede ejercer su función. (Otra cosa es que haya empresas de la interpretación del patrimonio que trabajen con públicos turistas, eso es, obviamente, intrusismo)

      Aquí está la crítica del post, los guías de turismo están intentando ejercer una labor de exclusividad (con diversas acciones) aún cuando no les corresponde. Por ello creo que es esencial que, dada la indefensión del intérprete de patrimonio, desde la legislación y las carteras de Cultura se respalde la labor de los profesionales de la cultura.

      Estoy completamente seguro de que ambas profesiones pueden explotar conjuntamente el rico patrimonio del que disfrutamos.

      Saludos!

  10. Me sorprende que siempre en este tipo de polémicas quede el tufillo de que los guías de turismo somos necesariamente unos ignorantes. Personalmente soy licenciada en Geografía e Historia, con especialización en Arqueología Crisitana, «Cum Laude» según el título expedido por el Pontificio Istituto d’Archeologia Cristiana, del Vaticano. Hablo tres idiomas. Trabajo como guía desde hace 20 años. Aprovecho mis temporadas bajas en turismo para reciclarme, estudiar, documentarme,… en definitiva estar al día. No soy una excepción, muchos de mis colegas podrían contar lo mismo.
    Pero tengo que aguantar que mis compañeros de estudios me consideren «ignorante», simplemente porque conseguí orientar mi carrera de una manera lo más rediticia posible, mientras ellos hacían méritos en el departamento de la Universidad.
    Si queréis trabajar como guías, visto que los conocimientos no os faltan, lo tenéis muy sencillo: haced los exámenes de habilitación. Así veréis como nadie se opone a que trabajéis en lo que queréis, que es guiar grupos turísticos y ganar dinero por vuestras prestaciones.
    Claro que tendréis que aprender a bajaros de vuestro pedestal para hablar al público en un lenguaje claro y comprensible, acorde con su preparación, sus inquietudes y sus conocimientos previos. No dar clases magistrales, eruditas y pastosas a quienes solo buscan disfrutar de las cosas por las que pagan. De vez en cuando se os presentará la ocasión de dejar salir todo lo que sabéis, pero esas son las menos.
    Los guías no somos ignorantes, hacemos bien nuestro trabajo, haciendo sentir a nuestros turistas a gusto con nuestras prestaciones profesionales.

    Mara Castaño Riaño
    http://www.mara-guia-castilla-y-leon.es

    • Bravo Mara !
      Te felicita un licenciado en Geografía e Historia, con habilitación de guía oficial de turismo y Postgraduado en Turismo Cultural, que unos cuantos comentarios antes ya había sugerido esa misma propuesta que haces tu.
      Saludos cordiales

      • Yo también te felicito Mara por tu coherente respuesta. También he sufrido la impertinencia de como Licenciados en Historia del Arte degradan y desprestigian a colegas de Turismo sencillamente porque creen que son superiores y sin embargo he oído algunas de las explicaciones que dan al público y déjame que omita mi opinión al respecto. Qué ocurrirá ahora con el nuevo decreto regulador de Guías de Turismo de Andalucía en el que se ofrece las mismas posibilidades a los profesionales del sector turístico como al cultural de poder obtener el carné que les habilite ?? Qué ocurrirá con el Licenciado Historia del Arte o Intérprete del Patrimonio que posea el carné hacia el colega de no lo tenga ????

        • Buenas tardes, Antonio

          respondiendo a tus preguntas. Lo que ocurrirá es que aquel profesional (da igual el sector, porque la nueva normativa permite el acceso a casi todos los diplomados, licenciados y graduados) que acceda a la habilitación podrá trabajar libremente con los turistas y aquellos que no lo tengan, lógicamente, no podrán.

          Personalmente no estoy de acuerdo con la asimilación que se hace de ambos perfiles profesionales en la nueva normativa.

          Un saludo

    • Hola Mara,

      gracias por participar en este debate. Creo que en ningún momento se ha lanzado en el post «el tufillo» que mencionas de que los guías de turismo sois unos ignorantes.

      Como bien mencionas, aquellas personas que quieran trabajar con grupos turísticos tendrán que habilitarse como guías de turismo, pasando las pruebas correspondientes de cada comunidad autónoma (imagino que ya sabes que no todas tienen el mismo nivel de exigencia). Sin embargo, este post trata justamente de lo contrario, de aquellos que no queremos trabajar con el público turista y, sin embargo. no se nos permite ejercer nuestra profesión libremente.

      Aprovecho la ocasión para especificar que los intérpretes del patrimonio no trabajamos sobre pedestales, al igual que los guías de turismo habilitados y el resto de profesiones que tienen que enfrentarse con diferentes tipos de públicos (infantiles, adultos, ancianos, personas de todos los niveles culturales), tenemos que adaptar nuestro discurso cultural al target.

      Saludos

  11. Hola Dani,

    según parece no te has debido expresar demasiado bien cuando algunos guías oficiales hemos leído en tus escritos palabras como tales como y cito textualmente «voraz»», pastel», «colonizar» y un largo etc.

    Y Pablo ha escrito que hay una «gran cantidad de personas desfavorecidas en virtud de un pequeño grupo», ha hablado de «cotos cerrados» así como de «posición privilegiada», de comer terreno.

    No es de recibo utilizar ese lenguaje hablando de una digna y legal profesión como la de Guía Intérprete de Turismo.

    Me he permitido buscar en internet la que decís es vuestra profesión y no la encuentro ¿será que no he hecho bien la búsqueda? o ¿será que la vuestra es una «herramienta»?

    En cualquier caso y en mi modesta opinión entre los guías turísticos hay de todo, buenos, malos y hasta mediocres, como ocurre entre los abogados, arquitectos, historiadores,médicos, etc. aunque se tenga la titulación legal para ejercer no significa, ni garantiza, que se sea bueno.

    Pero es obvio que es indispensable tener la titulación correspondiente para poder ejercer.

    Sinceramente no entiendo a que viene tanto escribir sobre el tema. Dedicaos a estudiar y a obtener el título de guía oficial, es así de sencillo.

    Si queréis ser guías de turismo y ejercer como tales, no tenéis más que presentaros a los exámenes cuando se convoquen y seréis bienvenidos a ésta profesión reconocida como tal.

    Saludos,

    • Buenas tardes, Lourdes

      No sé si me he expresado bien. A ver si con este comentario puedo aclararte un poco mi punto de vista.

      En ningún caso mi voluntad es insultar la profesión del guía turístico (así lo expresé en el post «ni pretendo en este post criticar la labor que realizan como informadores turísticos»). Pero mi experiencia me dice que el lobby del sector turístico sí ha arremetido «vorazmente» contra el profesional del sector cultural, para «colonizar» una labor profesional que no le corresponde con la intención de quedarse con todo el «pastel». No creo que ninguna de estas expresiones le quite dignidad o legalidad a los guías turísticos.

      La labor del intérprete de patrimonio está reconocida, así lo expresa la definición que realiza el IAPH (una institución ampliamente respetada) y así lo recojo en el post. Y no, no es ninguna herramienta. Como aparece en el vídeo de los guías de turismo de Granada, ellos mismos se definen como intérpretes del patrimonio.

      Como tú, también menciono textualmente en el post que no todos los profesionales del turismo son malos «Como todo en el género humano, hay profesionales del sector que son geniales, unos regulares y otros con los que es mejor no cruzarse pero, siendo francos, no son los generadores del perjuicio».

      Y, como mencionas en tu comentario, también he expresado literalmente en repetidas ocasiones (en el post y en los comentarios surgidos en éste) que si alguien quiere trabajar con el público turista tiene que ser obligatoriamente «guía de turismo» aprobando las pruebas habilitadoras que cada administración autonómica realiza.

      No sé si he sido claro o no, pero parece ser que tu comentario y mi post tienen muchos puntos en común, ¿no crees?

      Déjame hacerte ahora una pregunta, ¿todo el público que visita un monumento, museo o cualquier enclave patrimonial es turista?

      Gracias por participar en este debate, Lourdes.
      Saludos,
      Dani Puertas

  12. interesante debate.
    soy guía de turismo acreditado con formación patrimonial, esto es, grado en humanidades con recorrido en gestión cultural. según esto y ateniéndome a las posturas principales del debate ¿he de considerar que tengo dos profesiones? ¿soy guía y soy interprete de patrimonio?
    creo que todo guía ejerce su trabajo en una faceta DUAL, esto es: la suma de una 1.actividad de información, y 2. una actividad de interpretación del patrimonio. al menos esa es la forma en que yo ejerzo mi trabajo cuando desgrano un sitio turístico/patrimonial delante de un grupo de visitantes; y no sé exactamente donde empieza una y otra disciplina. creo que la brecha entre una postura y la otra en el debate reside en la solvencia del guía de turismo como intérprete de patrimonio. pero igual que ocurre con un actor -eterno debate: con formación o sin ella- en el momento que éste se sube al escenario ejerce de actor nos guste o no, sea más menos solvente.
    buscando rizar este rizo, según mi idea la actividad del intérprete de patrimonio encuentra su definición plena en la elaboración intelectual del discurso PREVIA a la visita dirigida, conducida, guiada… al menos mientras la ley no dé un marco diferente específico para esa actividad. y, siguiendo con mi argumento, la idea del guía en ese sentido encuentra su definición plena EN EL MOMENTO de la visita dirigida, conducida, guiada…
    cuando ejerzo mi trabajo no creo que la esencia de mi condición de guía varíe si el grupo que tengo delante es un grupo de estudiantes, de turistas, o de profesionales de un sector determinado. soy siempre guía. y si se quiere soy guía de turismo, de patrimonio o pedagógico. pero el intérprete y el guía conviven en mí siempre como dos partes complementarias de mi actividad.
    he visto incompetencias en guías de turismo sin conocimientos patrimoniales, e incompetencias en intérpretes de patrimonio (¿un licenciado en historia es per se un intérprete? no lo creo) sin ninguna noción de dinámica de grupo, proyección del discurso o estrategia de comunicación.
    creo que lo mejor es no separar el cuerpo doble de esta actividad y admitir que todo el que tiene habilitación de guía -una cierta garantía de habilidad comunicativa- puede contar patrimonio, pero sabiendo y reconociendo que la calidad final del profesional que comunica va a depender finalmente de su formación patrimonial.
    y ya. 😉

    • Hola Emilio,

      en primer lugar, muchísimas gracias por tu -más que- interesante comentario. A pesar de que el post tiene ya más de un par de años sigue generando conversación de la buena 🙂

      Creo que ambas profesiones son diferentes aunque, como comento en el post, tienen muchas similitudes, claro está. De todas maneras, esta diferenciación no la establezco yo (ya quisiera), sino que utilizo como argumento las definiciones que establecen el IAPH sobre el intérprete del patrimonio (Profesional capacitado para revelar in situ el significado e importancia del legado histórico y natural al público que visita un lugar de interés patrimonial) y la que hace la Federación Mundial de Asociaciones Guías de Turismo sobre los segundos (Persona que guía a los visitantes en el idioma de su elección).

      No comparto, por tanto, la idea de que el intérprete de patrimonio elabora el discurso y el guía quien lo ejecuta. Sí creo que ambos, no sólo se dirigen a públicos diferentes, sino que establecen discursos muy diferenciados. Como explico arriba, el guía de turismo trabaja, lógicamente, con personas que están haciendo turismo y, como dice la OMT, esta actividad únicamente se realizan en «estancias en lugares distintos al de su entorno habitual». Es decir, que las personas que visitan su propia ciudad (y los lugares patrimoniales de ésta) no están realizando una actividad turística. Y, por tanto, las visitas para el público turístico no pueden ser igual que las realizadas para locales.

      Esta diferenciación de públicos que establecen las administraciones en las funciones de los guías de turismo es el meollo de la cuestión del post. Porque las administraciones autonómicas, a la hora de legislar, no acotan por discursos (ojalá fuera así, nos evitaríamos muchos charlatanes en la interpretación del patrimonio y guía de turismo) sino por públicos. Y esta diferenciación, que prohíbe a los intérpretes del patrimonio trabajar con un público turista, es la que se utiliza desde las Asociaciones de Guías Oficiales de Turismo para que los intérpretes del patrimonio ni si quiera podamos trabajar con públicos que no son turistas.

      Yo también soy siempre intérprete del patrimonio, no lo puedo evitar. Cuando trabajo con grupos de estudiantes, cuando voy por la calle con mis amigos y les llama la atención una construcción histórica o cuando mi abuela quiere conocer los detalles de la iglesia de su pueblo. Pero no soy yo quien separa el doble cuerpo de la actividad del guía (ni siquiera me interesa), sólo quiero trabajar tranquilamente en el patrimonio de mi ciudad con un público no turista 🙂

  13. Buenas tardes,
    Parece que la discordia está en guiar a turistas o a locales. Pues bien, la profesión de Guía, incluye tanto a turismo como a público local. Esto en Toledo lo sabemos muy bien y nunca hemos utilizado el término Guía de Turismo, sino Guía, y punto. El fenómeno del turismo local, hecho por ciudadanos en su propio lugar de residencia es de reciente aparición, y por tanto lo que se debe hacer es redefinir lo que denominamos como «turismo», ya que este fenómeno local ha surgido debido al aumento de la demanda de los ciudadanos por conocer su propio entorno que ha venido dado por el aumento del nivel educativo y cultural de las personas, hasta ahora desconocido, exactamente igual que lo haría un foráneo. En la profesión de Guía está implícita la interpretación del patrimonio.

  14. Muy buenas a todos,

    Soy profesora en un ciclo formativo de Grado Superior de Guía, Información y Asistencias Turísticas y he llevado a mis alumnos a reflexionar sobre esto. Son muy interesantes sus aportaciones.

    Algunos hacen referencia a que para interpretar se utilizan otros medios, a qué se puede interpretar sin estar en el lugar, a la profundidad de los discursos, al público, etc, y que el guía de turismo transmite una información más fluida, sabe comunicar mejor, maneja las claves del mercado turístico, etc.

    Bajo mi punto de vista, de base hay que tener claro que para interpretar el patrimonio se han de tener grandes conocimientos sobre la materia, se ha de conocer la audiencia y se han de manejar técnicas de comunicación y asistencia a grupos. Ahí radica la PROFESIONALIDAD.

    Interpretar supone trasmitir conocimiento en un plano intelectual y emocional.

    Como comentáis creo que esa habilitación de conocimientos se ha de regular por pruebas de aptitud porque a veces el que uno sea licenciado en historia o historia del arte o turismo no es un indicador de que conoce en profundidad aquello que se ha de interpretar.

    Si es cierto que si trabajamos con turistas, en su mayoría hasta hace poco turista internacional, es importante manejar los idiomas y conocer la cultura del grupo al que nos dirigimos, así como poseer conocimientos de estructura del mercado turístico, etc. Por tanto, yo aquí si diferenciaría, quien decida guiar e interpretar a turistas debe manejar esas claves.

    Por tanto, para guías de turismo, yo seguiría haciendo pruebas de aptitud donde se aprueben esos conocimientos de historia, historia del arte, gastronomía, geografía turística, mercado turístico, diseño de rutas, técnicas de comunicación, asistencia a grupos e idiomas entre muchos otros. Pruebas que se realicen con cierta frecuencia y claridad.

    En el plano exclusivo cultural, sin dirigirnos a turistas, ¿cómo establecer en una interpretación si el grupo es local o es venido de fuera? Sería complejo. A su vez, actualmente ya se habla de turismo local, personas que desean conocer el patrimonio local desde un plano más lúdico y menos educativo.

    En finnnnn, creo que un guía de turismo también puede ser intérprete si maneja esas claves y considero que para ser guía de turismo se han de conocer esas claves turísticas también, aunque a veces me replantee cuanto son de necesarias.

    Saludos a todos.

  15. No se puede meter de mala maner acomo usted hace en este artículo a todos los guías. Soy Guía Turístico Oficial desde hace ya doce años ( que con los tiempos que corren, se dice pronto), soy autónoma y JAMÁS en todos estos años he insiltado, acorralado ni acosado a nadie, ni siquiera a quien se hacía pasar por guía oficial delante de mis narices. Así que, por favor, no encasillemos de mala manera a todos los guías de turismo. Gracias.

Replica a Josep Maria Pey Cancelar la respuesta