Principio de incertidumbre_ Reflexiones en torno a la relación entre el artista y el coleccionista

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La semana pasada se iniciaba en el Palacio de la Magdalena en Santander, sede de la Universidad Internacional de Menéndez Pelayo, la tercera edición del curso sobre coleccionismo que la Asociación de coleccionistas privados de arte contemporáneo 9915 y el Instituto de Arte Contemporáneo IAC promueven, al que tuve la suerte de asistir en calidad de becario, gracias a la Fundación Banco Santander, junto a Angélica Millán (@lamusadelarte) y Ángela Berdugo (@berdugo_angie).

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Este tercer encuentro, que llevaba como título Artistas y coleccionistas. Una relación decisiva para el arte contemporáneo, pretendía poner en relieve la estrecha, necesaria e histórica relación que tradicionalmente han mantenido artistas y coleccionistas de su obra (así como a la inversa). Una relación fluctuante, no carente de interés egoísta, pero enriquecedora, a veces, si consigue dirigir la atención de ambos hacia el proceso creativo.

El curso profundizaba, a mi entender, en el verdadero meollo de la cuestión, qué esperan, o buscan, aquellas personas que son principio (artistas) y final (coleccionistas) de la obra de arte, así como los intermediarios (galeristas), que fueron omnipresentes durante el encuentro, era el tema que nos había reunido a todos allí. El curso sigue, por tanto, la línea iniciada en 2013 con Coleccionismo y mecenazgo, y continuado en 2014 con Coleccionismo y comisariado [si estás interesado/a en una reseña de la edición anterior, te recomiendo la realizada por Mario Colleoni].

La cuestión fue tratada en profundidad en varias ocasiones y de diversas maneras, a través de conferencias (de contenido teórico), diálogos (entre artistas y sus coleccionistas) y, finalmente, mesas redondas, donde los participantes y asistentes pudieron conversar, preguntar y responder cuestiones claves de la jornada.

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El discurso histórico lo establecieron Bernard Marcadé, con un espléndido repaso a la relación artista-coleccionista en la primera mitad del siglo XX con los ejemplos de Marcel Duchamp y Walter C. Arensberg o Marcel Broodthaers y Herman Daled; Anna María Guasch, quién retomó el recorrido por la historia del coleccionismo contemporáneo desde los años 60 hasta la actualidad, con la base teórica de Walter Benjamin en Desembalo mi biblioteca. El arte de coleccionar y estableciendo los ejemplos de Konrad y Dorothea Fischer, Anton y Annick Herbert, Harold Zimman, Eli Broad, François Pinaud, Charles Saatchi, Dakis Joannou, Patricia Phelps de Cisneros o Helga de Alvear. Como contrapunto, Javier González de Durana, cerró el recorrido histórico abriendo dudas y dejando algunas cicatrices entre los presentes al poner de relieve el uso particular (o partidista si se quiere) del arte, convertido en un elemento de mera sofisticación VIP de los muy ricos, despojados ya de cualquier intención social, incondicional y desinteresada. Apostilló: «el coleccionismo debe ser considerado como un acto creativo» y «la colección de arte debe reflejar la personalidad de quien la realiza». Ahí os lo dejo.

Los diálogos entre Ignasi Aballí y Carlos Rosón, Juan Uslé y Eulogio Sánchez y, por último, Marlon de Azambuja y Jose Antonio Trujillo, fueron sencillamente magníficos. Presenciar el grado de compenetración y comprensión mutua entre un artista y su colecciones, para un investigador del coleccionismo como yo, fue muy emocionante. Bajo mi punto de vista, la más interesante (por no decir jugosa) de las tres fue la realizada entre Uslé y Eulogio Sánchez, que fue «premiada» con una merecida aparición en los medios. Ambos amigos entablaron una conversación de trincheras, sin armas, pero desde sus respectivas posiciones. Artista y coleccionista mostraron sus cartas, sus opiniones y anhelos, de una forma entrañable, pero tampoco falto de polémica. El debate entre precio y valor se presentó en el encuentro casi de improvisto, encendiendo opiniones. Esa contradicción innata que Uslé apreciaba en el artista, se hizo extensible desde el (mismísimo) mercado hasta todos los presentes en la sala.

¿Qué hace que reconozcamos (o no) en una acumulación de obras de arte una colección?, ¿qué definen las relaciones entre las galerías, como intermediarios, con los artistas y coleccionistas?, ¿qué papel tiene el coleccionista en el panorama artístico actual, ahora que la inversión pública casi ha desaparecido? o ¿cómo se han establecido algunas de las colecciones corporativas más importantes de nuestro país, como Coca Cola o Banco Santander? Fueron algunas de las cuestiones que se trataron en el desarrollo de las tres mesas redondas que se celebraron durante el encuentro. Estas intervenciones se convirtieron en algunos de los momentos más memorables de Artistas y coleccionistas, en el que el intercambio de opiniones entre ponentes y presentes generó debates enriquecedores.

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Tras las intervenciones de cada día, la organización del curso nos tenía preparado un cúmulo de actividades extracurriculares complementarias, como la visita a la feria Arte Santander, las visitas guiadas a «Sol Lewitt, 17 Wall Drawing. 1970-2015» por su comisario Benjamin Weil (recomendadísima exposición que se merece un futuro post) y «El agua, no haciendo» por la propia Eva Lootz, así como un recorrido por las galerías de arte de Santander.

Artistas y coleccionistas. Una relación decisiva para el arte contemporáneo ha sido un encuentro mayúsculo, en el que los asistentes hemos podido disfrutar de un curso realizado con esmero, con una estructura brillante, bien compensada y espaciada, que cubría todos los flancos posibles del encuentro, con un cartel de participantes que supieron estar a la altura de la circunstancias siendo, en la mayoría de los casos muy valientes, atreviéndose a realizar ponencias y comentarios que no permitían establecer un discurso general, sino que ponía en valor la diferencia de lecturas, significados y resultados de una colección. En definitiva, conocimos el verdadero rostro del coleccionismo, donde todo y nada es lo que parece.

Muchísimas gracias a Fundación Banco Santander por hacerme partícipe de Artistas y coleccionistas. Ha sido un verdadero placer (casi unas vacaciones) disfrutar en primera persona de un encuentro tan rico en opiniones y ponencias, en un marco tan sumamente bello como es el Palacio de la Magdalena de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Asimismo, enhorabuena a la organización y dirección por la presente edición y suerte para la próxima. Habéis dejado el listón muy alto.

Si quieres leer todo lo que dio de sí el encuentro, no dudes en echarle un ojo al Storify resultante del hashtag #ColeccionismoUIMP.

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